Cavilaciones...

Había encontrado un lugar precioso. Era el mirador del castillo. Hacia mucho tiempo que no se sentía tan tranquila, haciendo nada. Generalmente le gustaba distraerse, con cualquier cosita, pero ahora... parecía que no era necesario. El aire fresco de la mañana le golpeaba el rostro con suavidad, y casi casi se oía a si misma suspirando por lo delicioso de la sensación.

Se acercó a la orilla, a la barda que la separaba de una caída. Se asomó sobre ella, el efecto de la gravedad moviendo su cabello, que cascadeba por sobre su hombro. El suelo parecía tan lejano...

-Sería interesante tirar alguien por aquí, -murmuró.- Tendría el suficiente tiempo como para sentirse volar, antes de que se estrellara al suelo...

Ladeó la cabeza. Un pajarillo cruzó por el aire, y se paró en la rama de un enorme arbol que estaba junto al castillo. Mitsuki suspiró contenta, y se dedicó a ver los inocentes movimientos del ave.

Entró al enorme mirador y vio una muchacha. Aunque tenía los ojos cerrados, obviamente no le había costado encontrar el lugar, como siempre

-Supongo que si alguien se cae sufriría bastante... o moriría de un ataque al corazón antes de estrellarse...

Se detuvo a mirar la gran altura

Volteó con rapidez, al escuchar una voz diferente a la de sus pensamientos. Observó como un chico con... los ojos cerrados, aparentemente, miraba hacia donde ella antes había estado atenta.

-Una interesante forma de morir, cualquier sea el caso.- dijo, sonriendo al vacío.- Su cabeza explotaría contra el suelo, de todas formas... -Hizo un gesto, y luego tosió un poco. A veces se le olvidaba pensar en voz baja...

Volteó a ver al chico, con curiosidad.

Sonrió ante las palabras de la chica

-Haría un gran ¡pluf!

Con sus manos dibujó 2 medios círculos, como mostrando una explosión

-Sería bastante interesante... por cierto... soy Dian Leieru... con quién tengo el gusto de hablar sobre formas extrañas de morir?

Al decir esto, volvió a sonreír

Dio una pequeña risita, cubriendose la boca.

-Yo diría que sonaría más como un 'crack'- Puso sus manos detrás de ella, y se recargó a la barda, de espaldas.- Mi nombre es Mitsuki. Y mis temas de conversación son muy extraños, -sonrió un poco, tal vez un poco apenada.- Un gusto en conocerte.

Se rascó un poco la cabeza

-No te hagas problemas... no me asusta hablar de la muerte... al fin y al cabo, mis ojos la representan...

Suspiró un momento

-Quieres ver a que me refiero?... pero luego no acepto quejas...

Sonrió al mismo tiempo que sacaba la lengua

Mitsuki parpadeó, ladeando la cabeza.- Tus ojos representan la muerte? Realmente suena interesante, -le sonrió.- Aunque no puedo estar si no un poco escéptica. Claro que me gustaría ver a lo que te refieres... mientras tú no te quejes de mis preguntas.- rió nerviosa.- Suelo preguntar mucho...

Sonrió nuevamente

-Bueno... no voy a mentirte... te dolerá bastante... Te mostraré en pequeñas dosis todos los poderes de mis ojos a la vez... Sin embargo, luego revertiré el efecto, no te preocupes... ahí vamos...

Abrió lentamente los ojos, mostrando un negro color, completamente vacío. El cuerpo de la chica, comenzó a envejecer y pudrirse lenta pero de una manera constante, a la vez que envejecía. A su vez, introdujo a la chica en una pesadilla

-Este es el dolor más grande que causan mis ojos...

[Off: tenés que explicar que estas encerrada en una pesadilla con tus peores miedos, describíla, por que no se como es la de Mitsuki =P]

Mitsuki lo miró con seriedad.- Y no mentiría al decirte que el dolor no me incomoda en lo más mínimo, -le dio una media-sonrisa.

Después... estaba observando sus ojos negros. Era completamente extraño, parecía que no podía dejar de verlo. Intentó moverse, pero también era inútil. Su piel estaba ardiendo, pudo notar. Cayó en un abismo oscuro...

Abrió sus ojos de golpe, y aspiró aire, como si sus pulmones no hubieran funcionado durante un largo tiempo. Jadeó un poco, y miró a su alrededor. Estaba sentada en un lugar oscuro, como una habitación, una cámara de tortura de algún tipo, tal vez.... no. No era eso. Pudo darse cuenta, porque en una orilla, había un mueble con una pequeña muñeca de trapo.

Era la habitación que ella había tenido de niña, realizó, mientras se levantaba de la forma más rápida que pudo.

Se estremeció, mientras buscaba la puerta, pero extrañamente no estaba...

-P-por qué lo hiciste? -una voz habló tras de ella, y Mitsuki volteó. Una persona estaba acurrucada en una esquina, su pelo negro cayendo por sobre su cara. Curiosa, y con un poco de nerviosismo, caminó hacia esa persona. Sus pasos resonaban por la habitación.

-Yo no hice nada...- carraspeó una nueva voz, profunda, etérea, y extremadamente terrorífica. Mitsuki se detuvo en seco. Esa voz la había escuchado antes. Volteó hacia atrás, pero inmediatamente fue cegada por una intensa luz. Se quejó un poco, pero logró percibir algo. Unos ojos negros, profundos, un punto rojo en el centro de ellos. -Tú eres la única culpable.

La luz era demasiado fuerte. Se dio la vuelta, y para su horror, la chica que estaba en la esquina, estaba de pie frente a ella. Sus ojos eran cuencas vacías, y de ellas emanaba un líquido rojizo que tal vez era sangre, o lágrimas, o ambas. Mitsuki dio un grito, intentando alejarse, y consiguiendo tropezar con sus propios pies, cayendo sentada. Se aterrorizó cuando la chica frente a ella hizo lo mismo.

Frente a ella no había una chica mutilada. Frente a ella--realizó cubriendo su boca para ahogar un gemido de horror--había un espejo. Y detrás del espejo, estaba él. El demonio.

Spoiler:

luego de unos segundos, la chica había vuelto a la normalidad completamente, solo que ahora estaba tendida en el suelo. Ya no se veían marcas de estar podrida o vieja, estaba normal

-Que te parecieron mis ojos?....

Dijo extendiéndole la mano para que se levantara

Abrió sus ojos por completo, y miró al chico que la veía desde arriba. Se sentó inmediatamente, y se alejó un poco, sorprendida. -C-ómo...? F-fue tan... -estaba perpleja. No sabía qué decir, por primera vez hacia mucho tiempo...

Reluctantemente, aceptó la ayuda de Dian para levantarse. Ya de pie, miró a otro lado, tallándose los ojos. No iba a llorar, no iba a llorar, no iba a llorar....

Se acercó a la chica al verla en ese estado. La abrazó, como si se tratara de una niña pequeña, de manera paternal incluso

-Está bien... no te preocupes... todo pasó ya...

Dian cerró sus ojos nuevamente

-Quieres explicarme eso que vi?

Oh, demonios. Ahora si la iba a hacer llorar. Aceptó el abrazo, correspondiéndolo y apretando sus ojos. Agarró una gran bocanada de aire, antes de hablar.

-No, no quiero explicarlo.- admitió.- Pero sería grosero que te dijera eso, así que lo haré de todas formas... -suspiró entrecortadamente.- Tengo... bueno, soy un demonio. O algo así. -rió un poco, y se talló los ojos de nuevo. Estaban cristalizados por las lágrimas que negaba a dejar salir.- Supongo que... es correcto admitir que mi temor más grande es perder el control. He trabajado en... controlar esa parte de mi, y hasta ahora voy muy bien, pero... siempre está el miedo de que un día me tome desprevenida, y... -se encogió de hombros, no queriendo pensar qué pasaría si ese momento llegara.

Suspiró lentamente

-Puedo ayudarte con eso... pero sería difícil, bastante, pero es posible hacer que tu demonio se debilite, obviamente, si tu quieres... aunque no durará para siempre... parece uno muy poderoso el que tienes dentro de ti...

Acarició la cabeza de la muchacha. Entendía su dolor

-Puedes contar conmigo cuando me necesites

Se separó prontamente de él, mirandolo con impresión.- Puedes hacer eso? -le preguntó, esperanzada.- No importa que sea tan solo un tiempo, en serio.- le sonrió, y agarró una de sus manos entre las de ella.-Si pudieras hacer eso... estaría en deuda eternamente contigo...

Oh, de nuevo las estúpidas lágrimas.

-Tú también puedes contar conmigo. -miró hacia el suelo, sonriendo.- Eres... un chico muy amable, Dian Leieru...

Spoiler:

Se rascó la cabeza

-No te hagas problema... pero, puede dolerte un poco... mira, te explicaré... tu demonio está dentro de ti, pero parecen ser 2 entes separados, así que utilizaré mis poderes para encadenar y debilitar al demonio, eso lo tendrá tranquilo, cuando sientas que vuelve a cobrar fuerzas, lo haré de nuevo, está bien?

Le sonrió

Mitsuki se sentía insegura.

-No es por dudar de tus poderes.... pero,- se mordió el labio. No sabía como decirlo.- Él es muy... difícil. -suspiró.- Espero que salga bien... no me gustaría hacerte daño...-cerró los ojos un segundo. Luego, los abrió, con una sonrisa decidida en el rostro.- Estoy lista.

Puso su rostro a pocos centimetros del de la chica y de una rápida mirada, se internó en las profundidades de una habitación oscura. Allí vio un imponente demonio que lo miraba de frente

-Asi que... eres tu el que está dentro de esta pobre niña... realmente pareces bastante fuerte...

Se acercó a el con gran interés

-Podemos hacerlo fácil o difícil, tu eliges...

Ya le parecía conocer la respuesta, así que, sin perder tiempo, dio varios golpes al demonio, y comenzó a utilizar sus poderes, pero de una manera diferente a como la había utilizado con la chica. Primero se vieron unas explosiones en el cuerpo del demonio, que luego comenzó a pudrirse y a envejecer. Mientras todo esto ocurría, el demonio parecía sumido en un trance, gracias a las pesadillas que los ojos de Dian podían crear. Sin embargo, Dian comenzaba a debilitarse por el uso tan repentino de sus poderes, y comenzó a salir sangre de ambos ojos. Una vez el demonio estaba completamente debilitado, sacó de su bolsillo lo que parecían 6 sellos y los ató a las manos, pies, cintura y cuello del demonio. Luego de esto, las extremidades de la bestia estaban encadenadas, y Dian vio de nuevo el mundo real. Sin embargo...

-Creo que ya está...

Al decir esto, cayó al suelo. La sangre fluía en gotas por sus ojos, pero no era lo más importante. En su pecho tenía un enorme tajo que lo había dejado ensangrentado. El demonio no se había marchado sin pelear. Se dirigió a la muchacha

-No te preocupes... no volverá a molestarte por mucho tiempo...

Dian quedó tendido, como si estuviera sentado, contra la pared del mirador

Mitsuki también se dejó caer al suelo. Le faltaba el aire, sentía como si su interior se estuviera rasgando. Jadeando un poco, miró hacia Dian.

-Oh, demonios...- ignorando su incomodidad, se acercó al chico. Colocó ambas manos sobre la herida del pecho del otro, intentando detener un poco el flujo de sangre. Sus manos estaban completamente empapadas.- Fue una mala idea, sabía que iba a pasar algo así,- sollozó suavemente, mirando a Dian a los ojos, apenada.- Fui egoísta... lo siento tanto.

Era inútil, la herida era profunda. Mitsuki agarró el brazo de Dian, y lo pasó por sobre sus hombros, para que se apoyara sobre ella. -Hay que... -se quejó un poco.- Llevarte a la enfermería...

-No no.... dime, mira en tu interior y dime, tu demonio, ya no lo sientes? estoy seguro que ya no sientes casi nada

Le dedicó una sonrisa a la chica

Miró al chico, y observó su sonrisa esperanzada.

-Siento... que soy yo.- murmuró, con una sonrisa.- Soy yo. Como nunca había sido... -Apretó el agarre en el otro chico,- Y es gracias a ti... - el momento quedó perdido, cuando sintió como se estremecía. Estaba perdiendo mucha sangre.

Volteó hacia el frente,- Tenemos que ir a la enfermería, puedes caminar un poco? -lo miró, preocupada.

-Creo que si... si me ayudas un poco...

Sonrió algo avergonzado, y se incorporó lentamente. Era difícil, pero esto se veía opacado por el bienestar que sentía al haber ayudado a la chica

-Vamos?

[Off: podrías empezar vos en la enfermería? =)]

Mitsuki le sonrió. Este chico había hecho mucho por ella. Si buscaba apoyo, ella iba a serlo para él.

-Vamos...

Spoiler: