Viendo el amanecer

Estaba en su forma felina, en el mirador del castillo. Serian alrrededor de laas 5:30 de la mañana, demasiado temprano. El cielo seguía oscuro, se sento en el suelo, había llegado muy pronto para ver el amanecer, suspiró fastidiado. Pero aprobecho para comenzar a pensar en todo lo que le estaba ocurriendo últimamente....

Vagando en su transformación felina por el castillo, terminó llegando al mirador. Pudo ver otro gato frente a ella, pero desprendía una especie de aroma distinto. Como a hanyo. Supuso que sería uno. Ocultó con magia su olor, y cualquier otro signo que la detectara como hechizera. Dio un par de saltos débiles, haciendo que su pelaje negro y lacio se moviera a su compás. Clavó fijamente los ojos negruzcos en el felino de cabello rubio-blanquecino frente a ella. Maulló, deteniendo el paso.

Movió sus orejitas al escuchar un maullido. Miró al emisor, un gato con cabellos negros. Sobre su olor...no podía decir nada. ¿Tal vez fuese...un gato normal?. Demasiado pronto para afirmar cosas. Siguió mirando al gato negro.

- Vaya...tenía que ser negro...ahora tendré mala suerte - pensó Konoe.-

Pudo ver la mirada de fastidio en el gato frente a ella. Como si, además de interrumpir su momento de silencio y tranquilidad, tambien pensase algo sobre ella. Maulló, retomando el paso. Dio un pequeño salto, subiendose sobre un asiento de madera dentro del mirador. Comenzó a asicalarse, sin observar demasiado al hanyo.

Dejó de observar al misterioso gato negro. Se acostó sobre el costado derecho, mirando al cielo, según parecía, todavía no era la hora del amanecer. Apoyó su cabeza sobre el frío piso, mirándose una pata...seguía como siempre exteriormente, pero sabía que ya no era el mismo por dentro, a consecuencia de lo últimos acontecimientos ocurridos en su vida...

Dejó de asicalarse, mirando al felino. Cerró sus ojos gatunos, repitiendo mentalmente el contra-hechizo a la transformación. Nuevamente ella, apareció sentada en la banca, con las piernas cruzafas y las manos apoyadas sobre la base del asiento. Observaba fijamente al felino. Suspiró, poniendose de pie y acercándose a él. Lo tomó en brazos, comenzando a acariciarle detras de las orejas. Lo veía... como pensativo. Algo afligido quizas, un brillo ya adepto a sus ojos.

Sintió un aroma mágico. Sabia que el gato escondia algo extraño...pero ahora, lo confirmaba. Una hechicera. De repente, sintió como era elevado y después acariciado por la hechicera. Le fastidio.

- Bajame -le dijo, con una mirada adoleciente de apatía.-

Aún acariciando al gato, lo miró. Apatía. Sus ojos le pedían sin vergüenza alguna que le dejaran tranquilo, solo. En paz. Bufó. Le molestaba a sobremanera que cuando quería ser amable, el mundo estuviese deseoso de alejarla.

- No me iré, estoy cansada de que me echen -dejó de acariciar detrás de sus orejas, para acariciarle debajo de la mandíbula- No te molestaré ni intentaré saber qué piensas... Solo me dedicaré a acariciarte... ¿De acuerdo?

- No estoy echándote -dijo.- solo que yo no soy el típico gatito amoroso.

Carcajeó levemente. Arisco. Similar a ella, tal vez.

- Pues, no intento que me beses ni ronronees... Solo quiero acariciarte...

Suspiró. No le agradaba la idea de que lo acariciasen, y menos alguien que no fuese aquella vampiresa...

- Pero yo..no quiero que lo hagas

Suspiró, bajando al gato. Se movió a un costado, un par de pasos, sentandose frente al ventanal, dandole la espalda al felino. Cerró sus ojos, apoyando la cabeza en el vidrio.