Tranquilidad en la noche.

Hacía unas horas que había llegado al castillo, donde dejó sus cosas y un poco después, se marchó a investigar la cuidad. Acabó por llegar a la playa, se sentó en la arena y contempló el cielo estrellado, sí el lugar perfecto si es que buscabas tranquilidad. Pusó sus manos sobre la nuca y se tumbó sobre la arena.

Después de estar en el castillo, decidió investigar otras partes de los alrededores. Surcó los cielos en forma de murciélago hasta llegar alaplaya. Oh, que tranquilidad. Y más aún, que soledad. Sonrió y suspiró en paz. Se transformó de nuevo y comenzó a caminar en la playa.

Pronto tocó con sus botas los límites del mar, sin embargo siguió, hasta que el mar alcanzaba la parte más alta de sus pantorrillas. El agua era incapaz de tocar su corto vestido, ya que este llegaba la mitad de sus muslos. La brisa marina la impactó de frente en la cara. Que bien se sentía estar sola.. en silencio... con la tranquilidad que sólo el océano puede dar... Cerró sus ojos, dejando todo su estado de alerta atrás, intentando captar al máximo las sensaciones del océano.

Mantuvo los ojos cerrados siguiendo disfrutando de su tranquila soledad. Se podía sentir la suave brisa y el salado olor del mar. Abrió los ojos al sentir una presencia en la playa, así, quebrando su tranquilidad. Suspiró fastidiado y se sentó de nuevo. Miró buscando al que le acompañaba en la playa, hasta mirar una figura, una figura femenina.

Volvió a abrir los ojos y miró al horizonte. La luna sobre el mar pacífico, el sonidode las leves olas rompiéndose... suspiró.

De pronto, se dio cuenta que era una estupidez estar tan desprotegida sin ponerse en estado de alerta por cualquier cosa.Aunque los humanos ya no estaban, tenía que onerse alerta. Maximizó sus sentidos ysintió el olor de sangre. Cerca de ella. Sus músculos se sentaorn. El olor de esa snagre era un tanto... particular. siguió oliendo, intentando detectar donde estaba ese aroma. Estaba en su sureste.´

Volteó algo desconfiada y buscó al individuo con la mirada. Ahí estaba. Un joven alto de cabellos rubios desordenados. Estaba sentando en la orila de la arena. Por alguna extraña razón no sitió temor ni desconfianza. Vio en su rostro una mueca de fastidio y se mordió el labio. No había visto que hubier nadie ahí cuando llegó. Fácilmente él quería estar solo, como ella. Salió del mar y se acercó un poco a él, pero no tanto.

- Nee, siento interrumpir. - dijo algo apenada, con la mejillas levemente sonrojadas. - No te vi aquí. Pensé que la playa estaba desolada.

Observó como ella se acercaba. Mientras lo hacía pudo ver a la chica, era alta, con cabellos hasta los hombros y castaños. Lllevaba un bestido, hasta la mistad de los muslos, corto. Se dirigió a él, ¿disculpandose?.

- Tranquila...no importa...

Las palabras del joven la tranquilizaron bastate, a decir verdad. En ese momento pensó irse, ya que ya se había disculpado, pero, opr otro lado, quería quedarse, causando así una controversia en sus pensamientos.

Se fijo de nuevo en el muchacho rubio. Vio dos peculiares orejas de gatito y sonrió levemente. Un neko. Hacía mucho tiempo que no veía uno de esos. Se fijo en sus ojos color miel/naranja y se quedó callada.

Aunque ella solía decir que las persona misteriosas tenían ojos oscuros, esta vez, debía retractarse. A pesar de esos ojos cristalinos y claros, debía admitir que tenía mucho misterio en ellos. Lo miró más profundamente, intentando leer sus pensamientos. Estaba un poco sorprendido por su disculpa y... nada más. ¿Qué? Intentó de nuevo leerle la mente y fracasó. ¿Por qué no podía? Una ola de frustración llegó a ella, y chasqueó la lengua imperceptiblemente. Suspiró cansada y desvió su mirada hacia el océano.

Algo de aire aparecío por la playa, moviendo y revolviendo levemente la arena y moviendo los cabellos de ambos, mientras, Konoe se preguntaba de que raza sería esa chica...
Ella lo miraba, la idea de sentirse observado no le agradaba mucho, sintió como lo observaba más profundamente, quizá tuviese algún tipo de habilidad para mirar en el interior de las personas. Debía de tener cuidado con lo que pensaba.

- Bonita noche, verdad?

Pensó que estaría bien comenzar una conversación con ella. Miró al óceano, como hizó ella, el sonido de las olas llegar hasta las orillas era bastante tranquilizante...cerró los ojos por un momento y los volvió a abrir.

- Realmente hermosa. - concordó con él. - Y tranquila, más que todo. - dijo, tomándo asiento en la arena junto a él. Una brisa marina llegó, jugando con su cabello un poco. Ella lo volvió a acomodar.

Suspiró y se mordió el labio. Quería conversar de algo, quizá decir algo inteligente e interesante, como usualmente lo hacía, pero no se le ocurría nada.

- ¿Por qué elegiste la playa? - preguntó. Fue lo primero que se le ocurrió. - Es decir, con tantos lugares disponibles... ¿por qué viniste aquí?

- Enrealidad, no se como llegué aquí...me pareció un sitio perfecto para estar en tranquilidad y soledad, supongo. -dijo, con su ya típica sonrisa falsa dibujada en su rostro.- y tu...?

- También. Aunque soledad más que todo. Cuando es excesiva, puedes perder la razón, pero... si no es tan seguido, yo me siento bien. - volteó hacia él y lo miró. Observó esa sonrisa suya y... le crispó los nervios. Había algo malo. - ¿Pasa algo? - preguntó. - Esa sonrisa... no es... - ¿Verdadera? - normal... - dijo, esperando su respuesta.

Se había dado cuenta...volvió a poner su expresión normal, evitando algún tipo de pensamiento que lo delatara.

- No lo es?...vaya...es mi sonrisa de siempre... -rió levemente mirándola a los ojos-

Se dio cuenta que cambió de expresión y se extraño interiormente, aunque no lo dejó notar. Pensó en intentar leerle la mente de nuevo, pero ante el primer experimento fallido con él, no quería intentarlo de nuevo. Aparte, si lo volví a a mirar fijamente quizá la tacharía de loca o maniática. Bueno, eso era ella. La tildaría de... ¿acosadora? Mm, quizá, aunque ella era lo más opuesto a eso.

- Si tú lo dices... - dijo, y sonrió levemente. Había algo... algo que le decía que... había algo más en ese chico, sin embargo, decidió no cuestionar más. trade o temprano todas las paredes se caen y esa fachada caería algún día.

Como la suya propia -recordó- ¿Cuánto tiempo más fingiría eso? ¿Cuánto tiempo más lograría estar sin mostrar ningún sentimiento? Hasta ahora lo hacía bien... pero temía que otro arranque emocional o algo la hiciera quebrarse de nuevo.

Desvió su mirada de nuevo al mar.

Sin duda alguna esa chica sabía, sabía más de lo que la mayoría. Quizá incluso, dandose cuenta de su falsa fachada y de que algo escondía. Y eso, era algo que le gustaba y le parecía interesante, ella parecía ser inteligente...

Pusó sus manos sobre su nuca tumbandose sobre la arena, como la vez anterior. Mirando al estrellado cielo de nuevo, que, ahora, había sido tapado por una serie de nubes....decidió dejarlo así, aunque no le gustara. Seguramente, si lo hacia ella acabaría por darse cuenta.

El joven se acostó en la arena y ella lo observó de reojo. Se dio cuenta que, como cualquier neko, tenía una colita. Sonrió imperceptiblemente. Le parecía muy... muy... ¿cómo decirlo? Quizá "kawaii" sería el término.

De repente, sintió un nuevo aroma acercarse y sus músculos se tensaron. Olió al aire y reconoció el aroma. Imposible... era... ¿un humano? No, esos ya no habían, se habían extinguido hace mucho. Sin pensarlo dos veces se puso de pie, intentando localizar el aroma del humano. Volteó hacia su derecha y lo vio.

Era un humano moribundo, estaba caminando con dificultad en la arena, a unos 50 metros de distancia. Sus ojos se volvieorn color rojo sangre. Corrió rápidamente hacia él y se le abalanzó al cuello, profiriendo un sonido de bestia enfurecida, cambiando totalmente la fachada dulce a esa cara salvaje de ella. Luego de unos segundos, lo apartó de ella, con una fuerza sobrehumana, varios metros más lejos. Formó una esfera rojizo en su mano derecha y la lanzó contra el humano. Una gran explosión resonó en los alderedores. Kasumi había explotado los restos del humano y ahora apreciaba su obra de arte con las manos apoyadas en sus caderas, y una sonrisa curvada en sus labios.

Lentamente comenzó a caminar de regreso con Konoe, y se echó en la arena, muy relajada. Se relamió los labios que quedaban con un poco de sangre.

- Oí rumores que algunos aún quedan. - dijo, sonriendo de lado, muy tranquila, como si nada hubiera pasado, regresando al modo "dulce".

Observó las acciones de la chica frente al humano, ojos rojos, colmillos afilados....sí se trataba de una vampiresa. Hacía varios años que no veía una...
Su colita se movió involuntariamente, sin duda, esa chica le parecía demasiado interesante. Parecía como si tuviese doble personalidad o algún tipo de transtorno.
Cuando volvío, la miró, echada en la arena y relajada.

- Sí, yo tambíen los oí, seguramente queden algunos por ahí.... -le dijo, haciendo al igual que ella, como si nada hubiese pasado.-

- Si no son muchos, por mí no hay problema. - dijo, aún echada, dándose vuelta y quedando frente a frente con él. - Aprovecho para alimentarme un poco. - con sus dedos comenzó a jugar con la arena despreocupadamente. - Aparte, siempre hay un poco de... diversión. - dij, y un leve resplandor rojizo se vio en sus ojos cuando mencionó la última palabra. - ¿Y qué hay sobre ti? - preguntó algo curiosa, mirándolo a los ojos.

- Los humanos me dan igual...sinceramente, no son algo que me preocupe... -dijó, cerrando los ojos por un rápido recuerdo del pasado y los volvió a abrir.- ...aunque...sí tienes razón con lo de la diversión.

Su colita volvió a moverse involuntariamente cuando dijó la última frase, pues, durante años, asesinar humanos fue su ''hobby'' preferido.

- Entiendo... - murmuró Kasumi.

Cuando Konoe movía su colita le producía una sesnsación algo extraña. ¿Cómo una persona al parrecer tan fría podía tener apariencia de un dulce gatito? Es decir... Alguien que según él tuvo tanta "diversión" asesinando humanos. ¿Cómo podía tener esa apariencia? Recordó de nuevo como él movió su colita y sintió un cosquilleo interno.

- Pero... - no sabía sin continuar. - No me refería a eso. Cuando dije "¿Y qué hay sobre ti?" me refería a... ti. No a tu relación con los humanos. Quería que me hablaras... sobre ti. - intentó sonreír, pero no pudo.

- Pues....no hay nada interesante que contar sobre mí...

Prefirió no contarle nada, no estaba por la labor de inventarse historias en estos momentos y mucho menos de sincerarse con alguien, que, además, podía mirar en su interior.

- Y sobre tí, hay algo interesante que contar?

- Aparte del pequeño transtorno mental que piensas que tengo, nada. - dijo y rió bajo. - Sé que aún no confías en mí. Pero... es normal. Al menos para mí. El desconfiar de la gente... No confío en nadie tampoco. A veces ni confío en mi misma. - soltó una risita. - Oh, y ya sé que no te gusta que lea tus pensamientos... No lo volveré a hacer contigo si así lo prefieres. - dijo. - Mi intención no es molestar. - sonrió de lado y volvió a jugar con la arena junto a ella, desviándole la mirada. - Es... extraño. El... encontrar a una persona algo semejante a mi. No suelen haber muchas. - dijo, sin dejar de jugar con la arena.

- Es bueno no confiar en nadie, asi evitas traiciones y de más....y sobre los pensamientos...te lo dejo a tu elección, haz lo que quieras. -sería divertido.-

Quedó pensando en las últimas frases de Kasumi.

- ''Algo semejante''?

- Me refiero a la falta de confianza. - dijo. - Y como no queremos demostrar nuestros sentimientos. - Desvió su mirada hacia los ojos de Konoe. Ojos anaranjados... pestañas algo largas... piel nívea... cabello rubio desordenado...

Aún echada, desvió su vista al mar. Mientras la noche iba llegando, el mar se iba volviendo más y más oscuro. Una brisa marina la invadió de nuevo. Hacía algo de frío. Movió su brazo derecho que reposaba sobre su cadera hacia el frente de sus pechos, abrazándose a sí misma, en busca de algo de calor. Miró de nuevo a Konoe. Era una persona sumamente... interesante. Le llamaba la atención.

Si tuviera colita, de seguro ya la había movido en señal de interés.

- Bueno sí...tal vez tengas algo de razón....

Al ver como se abrazaba a si misma quedó algo pensativo. Frío?. Lo cierto era que si, lo había comenzado a sentir. Casi sin darse cuenta la noche llegaba y la temperatura disminuía. Cerró los ojos por unos pocos segundos, cuando los abrió, la temperatura había aumentado algo, por lo que ahora, el clima era bueno, una temperatura ideal.

Sintió una pequeña ola de calor. ¿Calor...? ¿En una noche de invierno? Qué extraño... Se volvió a sentar en la arena y miró al cielo, ahora algo despejado. Juraría que antes estaba más nublado...

Pero qué va, Kasumi - pensó. - Las nubes no se quedan ahí, se mueven y quizá ahora el tiempo simplemente está mejor. No te pongas paranoica... Se volvió a acostar en la arena, ahora más tranquila.

- ¿Sabes? La verdad, la playa nunca me gustó. Siempre estaba llena de niños que gritaban, personas que conversaban y mucho, mucho ruido. Me molestaba. Más que todo los niños. Nunca los soporté. - gruñó. - No había paz nunca. Incluso en las noches... se quedaba a acampar y la playa nunca estaba sola. Me alegro que se hayan muerto todos. - dijo. - Los lugares son mucho más pacíficos sin ellos. Sobre todo este.

(Off: Debo ir a dormir D: ¿Seguimos mañana? Cuidate(: )

Sonrió al verla desconcentrada. Movió la colita y doblo una rodilla, apollando la pierna izquierda sobre esta.
La forma en la que hablaba sobre los humanos daba que pensar, se preguntaba cual sería su razón de odio hacía ellos o si quizá, los odiara porque sí.

- Los humanos nunca fueron capaces de apreciar lo que tenían, contaminación, guerras y de más fueron causados por su egoísmo. Querían más y más. Sin duda, su extinción fue un regalo para todos.

(Off: Ok, ok. Entonces, hasta mañana~ : ) )