Oyendo el silencio.

Luego de recorrer cada pequeño rincón del castillo, intentando reconocer su nuevo hogar, decidió detenerse en una de las torres. Prefirió la izquierda. Subió las interminables escaleras hasta el final. Se detuvo, tomando una bocanada de aire. La brisa fría. El olor a libertad y nostalgia. Las paredes grises. Todo le traía el recuerdo de una persona que ya no sabía quien era, pues estaba perdida en su memoria. Y esa persona cantaba una canción. Sonrió, abriendo los brazos en cruz, como si de una loca se tratase. Y comenzó a cantar.

- Tellus dormit et liberi in diem faciunt numquam extinguunt ne expergisci possint. Omnia dividit tragoedia coram amandum quae. Et nocte perpetua ehem vel vera visione par oram videbo te mane tempu expergiscendi.

Spoiler:

Sintió un aroma conocido en el aire. Si, era Naisha. Convertido en lobo, comenzó a escalar una de las torres en su búsqueda. Quería darle una sorpresa.
Ya en la cima, la miró un momento, para luego aullar. Se convirtió en humano rápidamente.

- Como siempre... cantas pésimo

Frunció el seño, reconociendo la voz. Bajó los brazos y lo miró por sobre su hombro.

- Es mentira...

Carcajeó bien fuerte, sosteniendo su abdómen. La miró a los ojos. Negros, haciendo contraste con los suyos, rojos. Le sacó la lengua.

- Es cierto, es mentira... Cantas pésimo al cuadrado

Cerró sus manos en un puño, algo frustrada. Avanzó hacia él, golpeandole la cabeza con un puño, lo más fuerte posible.

- ¡No me ves en años y solo abres tu bocota para decirme que canto mal! ¡Y encima mientes! ¡Chucho feo!

Carcajeando fuerte, intentaba defenderse de los golpes que Naisha le daba. Sacudía su cola, porque era divertido. Terminó aullando al sentir un golpe realmente fuerte en su cabeza.

- ¡Enana, eso duele!

- Jódete, chucho masoquista

Se sentó frente a él, cruzandose de brazos y brufando, como si fuera una niña pequeña.

- Creí que habías muerto o algo

Le sacó la lengua, como un infante.

- Ya quisieras tu, pero estoy vivito y coleando

Arqueó una ceja, bufando.

- Sí, no tuve esa suerte -dijo bajo, solo para que él la oyera.

Saltó sobre ella, lamiendole el rostro como recordaba de cuando eran niños. Desde el mentón hasta la frente. Movía la cola de forma rápida, muy contento. Gruñó al ver que ella intentaba forcejear y le sostuvo los brazos.

- Dejate querer, enana

Comenzó a forcejear, pataleando al mismo tiempo. Pero tenía el peso de Kenai encima y no podía mover sus piernas.

- ¡Me dejaría querer si no me babearas!

- Oh, pero si te encanta que te babee

La lameteó los labios. Movía su cola frenéticamente. Le sacaba la lengua al ver que Naisha no podía atacarlo.

- Podría violarte y no puedes hacer nada!

- Mierda...

Carcajeó, empezando a moverse más frenéticamente para zafarse de su agarre.

- ¡No puedes violarme! ¡Sueltame, chucho! -reía levemente.

Realizó un moviemiento en falso, como si fuera una penetración. Luego volvió a lamerle el rostro, desde el mentón hasta la frente. Llenandola de baba en el proceso.

- A que soy irresistible

Logró empujarlo, quitandolo de encima suyo. Se limpió el resto de baba en su rostro, mirandolo fulminantemente.

- Si, tan irresistible como una babosa -bufó- Y ya no puedes jugar a violarme

- Nadie me lo impideee

Se rió a carcajadas, aún moviendo su cola frenéticamente.

Rió levemente, poniendose de pie. Lo miró como si observara a un niño pequeño.

- A ti nadie te impide nada... hasta que te lo impiden -carcajeó- Solo deja el juego, tendrás problemas

Gesticuló con su mano, restando importancia.

- Mentira, puedo hacer lo que quiera -intentó picarla con el enojo- Más contigo

Arqueó una ceja.

- ¿Conmigo?

Volvió a saltar encima de ella, valiendose de su agilidad para esquivar cualquier golpe. Volvió a sostenerla por los brazos, colocandola de espaldas al suelo, estando él entre sus piernas. Le sonrió como si fuera un niñito.

- Si, contigo

Pataleaba e intentaba zafarse de su agarre. Gruñía y lo miraba fulminantemente.

- Suel.ta.me -escupió

Frunció el seño y gruñió bajo, carcajeando por dentro.

- Quedate quieta! No puedo violarte así!

Venía escuchando la voz de Naisha hacía un tiempo, había estado observando. Creía que se trataba de un amigo de ella, pero le extrañó lo que intentaba hacerle. Desde la distancia, pudo fácilmente hacer arder el aire alrededor de ella para que el animal se alejara, aunque disgustaba de usar este tipo de magia.

- ¡La idea es que no lo hagas, genio!

Pateleó con fuerza.

Sentía el aire alrededor de Naisha aún más caliente, casi hirviendo. Gimoteó, pero lo ignoró. Tal vez era la magia de ella, intentando separarlo. Siempre hacía eso con sus juegos.

- No uses tu magia, es trampa enana!