Oyendo el silencio.

Bufó, aún forcejeando.

- No la uso. No necesito magia para quitarte de encima, chucho feo

Al presenciar el acto no sólo aumentaba el calor en el aire alrededor de ella, en sus propios ojos se podía ver el fuego interior que le causaba aquel hombre-lobo.

Sentía el calor, pero intentaba soportarlo. Se acercó nuevamente al rostro de Naisha, lameteandolo y llenandolo de baba. Mordió su mentón en juego, sabiendo que a ella eso le molestaría.

- ¿Ahora puedo violarte? Estoy caliente

Chilló levemente.

- ¡Termina ya el juego tonto! ¡Me asustas!

- No juego -dijo con un tono, ifnjiendo ser serio. Su cola no dejaba de moverse.

Pataleaba en vaño, intentando quitarselo de encima de una vez por todas. Gimoteó.

- Kenaaaaai, ¡basta!

Siguió lameteando su cara, sin dejar de mover la cola.

No pudo soportarlo mucho más, tomó su katana en un ágil movimiento. Se acercó con sigilo y antes de darse cuenta ya estaba sosteniéndola apuntando al bestia.

- Si tu no la sueltas te haré soltarla - le afirmó con voz seria y sus ojos en llamas, la temperatura alrededor suyo era altísima, podía verse el vapor de agua del aire ascendiendo

Giró el rostro. Miró absorto al recien aparecido, como lo apuntaba con una katana. Le sonrió, moviendole la cola como si se tratara de un cachorro.

- ¿Te nos unes?

Observó a Asgorath aparecer y suspiró en tranquilidad. Luego dejó caer su cabeza contra el suelo, esperando a que Kenai la soltara. Pero vio frustrado el escape victorioso al oir la pregunta idiota de éste.

Su rostro serio cambió por un instante a uno de decepción...es decir, se trataba de una batalla importante para él, y el lobo se lo tomaba como un juego. Le saturaba los nervios. Volvió nuevamente a la seriedad.

- ¡No estoy jugando! - soltó con un grito, bajando repentinamente su katana y levantando un puño

- JAJAJAJA -carcajeó fuertemente, para luego mirarlo serio- Pero yo si

Miró a Asgorath, sonriendole levemente.

- No te preocupes, estoy bien

Se mordió los dientes mirándolo lleno de odio, sólo jugaba con él.

- ¡Pues no me gustan tus juegos! - lo amenazó nuevamente con la katana, pero esta vez la blandía justo delante de su cuello


Miró a Naisha y volvió a quedar estupefacto, ella decía que estaba bien...pero no podía reaccionar ante lo demás, sus celos eran muy fuertes.

Observó a Naisha bajo él, para luego mirar al chico. Le sonrió inocentemente, como un niñito.

- ¿Es que ella te importa?

No miraba a ninguno de los dos. Sentía el peso de Kenai entre sus piernas y le molestaba. Cerraba los ojos, golpeandose levemente la cabeza con el suelo.

- Mierda... mierda... mierda... mierda...

- Pues si, ¡y más que a ti! - en lugar de ensartarlo con la katana simplemente lo empujó con la planta de su pie, aún mordiéndose los dientes, y comenzando a transpirar de los nervios.

Carcajeó ante el leve empujón que recibió del chico, manteniéndose en su lugar. Volvió a lametear rapidamente el rostro de Naisha, para luego sonreirle al chico.

- Quién dijo que no me importa? Reclamo lo mio. Yo fui quien la hizo mujer!

Volvió a sentir otra lameteada asquerosa. Y luego esa frase de telenovela. Se lamentó interiormente, mordiendose el labio para no soltar una serie de insultos.

- ¡Cierra la boca! - agitó su espada rozándola contra el piso, en lugar de chispas salió una llamarada.

Lanzó lejos la espada, necesitaba disfrutar de golpearlo por lo que se abalanzó sobre él a puño limpio.

- HEY No busco pelea!

Rapidamente se quitó del camino, dejando que el chico cayera sobre Naisha. Rió levemente.

Se sonrojó al ver que caería sobre Naisha y se movió en el aire para evitar golpearla. Sacudió su ropa levantándose como si nada hubiera pasado. Inhaló y exhaló varias veces para recobrar la tranquilidad. Lo miró fijamente a los ojos, volvía su ira, no podía soportarlo.

Le sonrió, ahora de pie.

- Vamos, que no la he tocado... mucho

Lo esquivó por un costado, rápidamente, tomando a Naisha en brazos, como los recién casados.

- Ahora... con permiso, Sin Nombre

Al sentirse en brazos de Kenai, comenzó a patalear, intentando que la baje. Gruñió.

- ¡Bajame!

Se mordió los dientes, al verlo sostener a Naisha, hizo arder sus manos.