Oyendo el silencio.

Miró al jóven, algo sorprendido.

- Por qué tanta preocupación? No la violaré... La haré mía, ella se deja -sonrió como idiota

- ¡No me dejaría ni en siglos!

Volvió a patalear, pero no podía lograr que Kenai la bajara.

Hizo arder la cola del lobo para que la soltara, lograba saturar toda su paciencia.

Al sentir que su cola ardía, soltó de inmediato a Naisha, sabiendo que ese sería su única cura contra el calor ardiente. Aulló lastimeramente, mirando con recelo al chico.

Pegó un pequeño chillido ante su inminente caída, golpeando el suelo con el costado derecho de su cuerpo. Se quejó un poco, fulminando con la mirada a Kenai, mientras se sobaba el brazo.

No dudó ni un segundo en aprovechar esta oportunidad para ir y tomar a Naisha en sus brazos.

- ¿Estás bien..? - preguntó con voz preocupada

Asintió con la cabeza. Le sonrió levemente intentando despreocuparlo.

- No pasa nada, estoy bien... No te preocupes

De forma rapida se convirtió en lobo, quedando detrás de Naisha y mirando fijamente al chico. Era un gran lobo blanco de ojos amarillentos. Gruñía despacio, tomándose más el enojo del otro como un juego.

Su forma animal no lo intimidaba, ni menos sus gruñidos. Lo único que lo sacaba de quisio era que se tomara todo como un chiste. Se controló para no usar su magia. Con Naisha en brazos, debía protegerla, aunque sabía en el fondo que el lobo no buscaba pelea. Simplemente...era celoso, no deseaba compartirla ni para juegos. Decidió irse llevándosela, sin dar atención al otro.

Ladeó un poco la cabeza, acercandose al chico en un trote. Tomó la punta del vestido de Naisha y comenzó a tirar de él, intentando que no se la llevaran.

- ¡Suéltala maldito perro! - dijo y dio un tirón, rasgando un poco, muy poco del vestido, pero al fin y al cabo seguía sosteniéndola.

Gruñó con fuerza al escuchar que le decía perro. Volvió a acercarse, mordiendo la suela de la bota de Naisha, sin tocar su pie. Intentaba que la soltara.

Bufó al ver su vestido rasgado y luego su bota siendo tironeada por Kenai. Bien, si quería que se baje... Comenzó a intentar que Asgorath la soltara, ya que quería ver qué haría Kenai.

La soltó al ver que era lo que ella quería...pero sin embargo se puso entre ella y Kenai, ante cualquier posible movimiento del perro.

Gruñó hacia el chico, irguiendo su cabello y su cola. Estaba molesto. Quería divertirse con Naisha, bromear y jugar, y solo llegaba a arruinar las cosas. Ladró, lanzando un mordiscón al aire en advertencia, esperando que se alejara.

No le asustó el ladrido, se mantenía firme entre ambos. No le molestaba al juego, mientras no fuera del estilo que aquel animal quería.

Se mantenía gruñendo y mostrando sus colmillos. Rodeó al chico con la cola erguida, mostrandose atento a cualquier ataque, para acercarse a Naisha. Colocó los dientes suavemente en la manga de su camisa, tirandola hacia donde estaba él.

El lobo era el único capaz de hacer que a Asgorath le importara poco y nada el usar su magia, por lo que no dudó en hacer arder la atmósfera a su alrededor en puras llamas.

Se dejó arrastrar un poco siguiendo a Kenai. Le sonrió levemente, para luego ver que alrededor de ella comenzaba a brotar fuego del aire. Se crispó, abriendo sus ojos por completo y manteniéndose estática en su lugar.

Ladraba y gruñía con fuerzas al ver el fuego a su alrededor. Comenzaba a hartarle que utilizara su magia como única defensa. Intentó soportar lo cálido del ambiente, acercándose a Naisha y quedandose a su lado, observando fijamente al chico.

En un abrir y cerrar de ojos apagó las llamas.

- Está bien - dijo con firmeza y seriedad

Al ver que las llamas a su alrededor se apagaban, dio un par de pasos acercándose al chico. Gruñía con fuerza, mostrandole sus colmillos, mientras se colocaba en posición de defensa.

Un momento tenso, transpiraba, la mano en su katana y el otro se acercaba con decisión de desatar un combate. Había ideado ya miles de movimientos para dejarlo inconciente y llevarse a Naisha, pero desconocía las habilidades de su rival.

Y en el último instante...

- Nah, no quiero pelear - cambiando totalmente su tono de voz, cerrando los ojos y levantando ambas palmas de las manos

Gruñó bajo, para transformarse de nuevo en humano. Sonrió autosuficiente, sentado en el piso y moviendo la cola.

- Sabía que tenías miedo

Tiró de la cintura a Naisha, haciando que se sentara en su regazo.

Bufó al oír la frase idiota de Kenai, para luego bufar más fuerte cuando la hizo sentarse en su regazo. Se sentía una niña. O una muñeca inflable, dependiendo el caso. Se cruzó de brazos, para luego estirarlos hacia Asgorath, llamándolo.