Arte en el Puerto~

El único sonido que se oía eran las olas en el mar y el ruido de las botas de Katsumi al caminar por el muelle de madera. Se detuvo al final y echó un vistazo al mar calmado. El viento desordenó sus cabellos. Ella lo arregló de nuevo con su mano derecha. Finalmente, se sentó en el borde, columpiando sus piernas, varios metros sobre el mar.

Apoyó sus dos manos a sus lados, para recostarse un poco. Observó el atardecer. Tan bello, tan melancólico, tan romántico. ¿Romántico? Rió bajo ante sus propios pensamientos. Definitivamente algo estaba mal en ella.

Se sentó más atrás, aún columpiando sus piernas y puso su mano derecha adelante. Pronto, una esfera roja se formó en ella. La lanzó hacia delante con todas sus fuerzas, y al fondo, casi rozando con el sol ocultándose, se apreció una explosión en la superficie del mar. Algo realmente bello.

- A eso le llamo arte al estilo Katsumi. – dijo, bastante satisfecha.

Observó de nuevo el atardecer y suspiró…

Caminó hacía el puerto, donde estaría Kasumi, con las manos metidas en los bolsillos.

Al cruzar los límites de la playa pudo ver una explosión en la superficie del agua.

- ''Habrá sido obra suya?'' -pensó, para despues asegurarlo, allí estaba ella, en el muelle, con una expresión de complacencía al ver su ''obra de arte''.-

Caminó hasta el muelle y se sentó a su lado.

Sintió que alguien se sentaba junto a ella, sin embargo, no volteó. No necestió oler su sangre para saber quién era. Se quedó tranquila, como antes, aún columpiando sus piernas.

- Es tu turno de hacer las preguntas. - dijo ella, volteando hacia él. - Yo ya me excedí con las mías.

- Mmm.....porque viniste a este lugar?... -dijó, mirandola a los ojos.-

Estaban muy cerca, pero sin llegar a rozarse. Su colita, se movía involuntariamente en leves movimientos, tócando a Kasumi en uno de ellos.

- Porque se asemeja a la playa, sin la molestia de la arena. - respondió, mirando a los ojos anaranjados de Konoe. - Cualquier lugar desolado y silencioso es perfecto para mí. Y para la próxima, no vale copiarse de mis preguntas. - dijo, y sonrió de lado al decir eso.

otó la cercanía de los dos, sin embargo, no dijo nada, ya que no le molestaba en absoluto. De pronto, sintió un leve toque, e intuyó que fue la colita de Konoe. Sintió un leve estremecimiento en su pecho, sin embargo, sumamente agradable.

- Esque...no se me da bien preguntar...porque no mejor me cuentas algo sobre ti?


Su colita seguía moviendose levemente, tocándo a Kasumi. Konoe no se habia dado cuenta de ello. Miró hacía el mar. Se podía oler el aroma del mar salado.

- Pensé que eras tú el que quería saber, y por ende, preguntaría. - sonrió. - Aparte, no hay mucho que contar sobre mí. - dijo, intentando ignorar la colita de Konoe. - Soy hija de un vampiro y de una humana, es por eso que no me quemo con el sol. - dijo y rió suavemente. - No parezco hija de una humana, ¿verdad? - preguntó. - Con ese expectáculo de matanza a un humano que te di antes. Sólo que... tengo miedo de que vuelva a renacer su especie. Aparte, fui criada por mi padre. Mi madre se fue cuando vio que me salían colmillos. - dijo, sonriendo de tal manera que se notaron sus colmillos. - La verdad, ellos se iban a separar cuando yo nací. No vine al mundo en un buen momento. Mi padre peleó contra los humanos, y, sorprendentemente, mi madre lo ayudó. Sin embargo murieron. - dijo, y miró al oceáno con una sonrisa melancólica.

En eso, vino una corriente de viento, trayendo consigo pequeñas ramitas y hojas, de unos arbustos que estaban algo cerca a ellos. Una ramita quedó enganchada en el cabello rubio de Konoe, sin que este se diera cuenta.

- Tienes una... - comenzó. Chasqueó suavemente la lengua y se juntó aún más a él. Acercó su mano derecha a su cabello y desprendió la ramita de su cabello. - ...ramita. - concluyó, botando esta al mar, para luego mirar los ojos de Konoe.

Asique Kasumi se trataba de una hibrida, una mezcla entre dos razas totalmente diferentes. Interesante. Escuchaba su historia, mirándola, con una expresión neutral. Una historia que, como todas, acababa en muerte. Un final ya cómun para Konoe, visto demasiadas veces.

Después, Kasumi se acercó a él, así quitandole una ramita que trajó el viento. Cosa que le fue indiferente. Pero que hizó que Kasumi se acercara más a él.

- Gracias... -le diijó sin dejar de mirarla a los ojos.- ...me pregunto, cual es tu razón de odio hacia los humanos?

- No... no es odio. - dijo. - Es... más que todo, instinto de sobrevivencia. Con todos esos cazadores de vampiros que habían, tenía que estar oculta siempre. Quizá los odie a ellos, pero no a todos los humanos. Los ataco porque... pueden hacerme daño. No... no los odio. ¿Tú sí? No eres el único que quiere saber más del otro. - preguntó, sin perder el contacto visual.

(Off: Neee, me obligan a irme, me harta eso ¬¬ -saca un cuchillo detrás de su espalda- Bien, seguimos otro día, debo ir a asesinar a algunas personas (: Duerme bien!~)

- Estamos en las mismas, a mí me perseguían caza recompensas, pero la unica diferencia entre nosotros es que yo sí los odio. Se ganaron mi odio desde que nací. Mi familia eran exclavos de unos humanos ricos, obligandonos a hacer todo tipo de cosas impías desde pequeños...-suspiró.- ...pero ya pagaron por sus actos -dijo con una sonrisa orgullosa, recordando, para él, el mejor trabajo de su vida, asesinar a todos los de la familia que los exclavizó.-

(Off: jajaja, vale vale, entonces luego seguimos, oyasumii~)

- Pero te vengaste. Aunque digan que es mala y no sirve para nada... yo la considero muy agradable... y dulce. - dijo, relamiéndose los labios inconscientemente.

Respiró profundamente, oliendo la brisa marina, y un olor particular llegó a ella. No, no era sangre. Un olor… especial. Algo extraño. Único. Curioso. Insólito. Recorrió el puerto con la mirada, sin embargo no podía averiguar de donde provenía. Sin querer, volteó hacia la izquierda y miró a Konoe. Quizá, sólo quizá…

Acercó su rostro lentamente a él, y le olió suavemente el cuello por unos cuantos segundos, inhalando un par de veces su aroma. Sí, definitivamente era Konoe.

- Eres tú… - murmuró, mientras volvía a su posición original. – Tienes un olor sumamente… particular. – dijo, mirándolo a los ojos.

Los ojos pardos de Kasumi miraban a los suyos. Un olor particular?...quizá, pero le agradó la idea de no oler como los demás. Seguía mirandola a los ojos.

- Un olor particular?

- Ahamm... - murmuró ella, sin perder el contacto visual. - No... no puedo identificar qué es. Pero huele.... bien. - oyó el sonido de las olas en el mar, sin embargo esta vez no volteó a apreciarlas. Siguió mirando los ojos de Konoe, sin el más mínimo deseo de leerle los pensamientos ni nada. Sólo mirándolos. Observando el contorno de su iris... el color anaranjado tan peculiar. Como él. Peculiar hasta en el último detalle.

- Y el olor te atrae?...-dijó, sin dejar de mirarla. Dejó de hacerlo un poco después, para soltar una leve risa. Esa noche le parecía cada vez más interesante. Volvió a mirarla a los ojos, esperando su respuesta.-

Parpadeó confundida ante la pregunta, desviando su mirada. Un leve tono rojizo subió a sus mejillas, para luego desaparecer rápidamente. Se acomodó el cabello con su mano derecha. Inhaló bastante aire y lo espiró con tranquilidad.

- ¿Por qué no lo averiguas por ti mismo, Konoe? - preguntó, recupernado el contacto visual.

Carcajeo levemente, levantandote de su lado, así alejandose un poco.

- Está bien si no me quieres responder, entonces me alejo para que el olor no te moleste.

Volvió a parpadear más confundida que antes. Cayó en cuenta, y chasqueó la lengua frunciendo el ceño levemente.

- Las personas no suelen levantarse a menos de que vayan a irse. - comentó. - Y yo estoy completamente segura que tú te quedarás aquí, conmigo, ¿o me equivoco, Konoe? - dijo, mirando hacia donde él estaba.

Cerró los ojos mirando a la Luna, para despues mirar a Kasumi y suspirar.

- Como estas tan segura? -le dijo, volviendo a mirar sus ojos pardos.- además, todavía, no me has respondido.

- ¿Realmente me dejarías aquí sola? - preguntó poniéndose de pie, frente a él. - Además, ¿por qué es tan importante saber si tu olor me atrae o no? ¿Por qué quieres saber? - preguntó mirándolo a los ojos.

Volvió a suspiras, a modo de respuesta para su primera pregunta.

- Será porque...me pareces interesante

- A mí también me pareces interesante... - concordó. - Sin embargo, yo no te he hecho la misma pregunta, ¿o sí? - siguió mirando a los ojos de Konoe.

Kasumi pensó por unos segundos que quizá el "interés" no era la razón, sin embargo, desechó rápidamente esa idea.

- Es mi respuesta -dijó.-

Se volvió a sentar en el muelle y la miró.

- Me responderas, o no?

Vio como se sentaba y sonrió con superioridad imperceptiblemente. Sabía que no se iría. Se volvió a sentar a su lado, juntos, como antes, pero sin rozarse.

En eso, regresaron a ella varios recuerdos, muy difusos, sin embargos en todos ellos se oía un risa burlona en ellas. Bajó la mirada. La risa burlona seguía y seguía. Bajó la cabeza, de tal manera que sus cabellos marrones tapaban casi a totalidad su rostro y sus ojos. Las risas se detuvieron, sin embargo ella no se movió. No podía arriesgarse a que esa pesadilla se volviera a repetir.

Sin mirarlo de nuevo, negó con la cabeza.

La miraba ya sentada a su lado. Le pareció extraña su reaccion llena de apatía. ¿Pasado? quizá...por lo que decidió no preguntar y evitar hacer algún comentario. Hay veces que el pasado vuelve, como para hacerte recosrdar lo que pasó y , para que no lo olvides. Y lo sabía. Se acostó sobre el muelle.

Levantó la cabeza y lo vio acostado a su lado. Rió suavemente, intentando obviar ese pequeño quiebre emocional anterior.

- Tú te acuestas en cualquier lugar que puedas, ¿no? - preguntó, sonriendo y observándolo.