Haciendo un castillo

Odiaba la arena, pero amaba ver el horizonte, sentir la brisa del mar...se contuvo su repulsión y se dispuso a construír un castillo. Era exactamente igual al verdadero en el que vivía, hasta había hecho miniaturas de cada uno con el que se había encontrado...el extraño hombre de pelo rosado, que tenía su ego por las nubes (soltó una risa, no le molestaba ese tipo, sólo lo hacía reír), lo hizo en el Hall principal, junto con la mujer vampiro de la ciudad, que se despojaba de su pasado decidida a una nueva vida. Hizo al gato que había encontrado en el templo anteriormente, encima de la cama de una de las habitaciones. A la otra chica, que parecía más bien la misma muerte, la hizo sentada en las escaleras de la entrada al castillo mirando perdidamente. Al perro, lo hizo junto al gato, como si intentara acecharlo mientras dormía. Al extraño neko del violin...lo hizo tocando una melodía en los árboles fuera del castillo, había quedado como si Nox lo estuviera viendo a él. Por último...dejó a la figura más importante...la hizo detalladamente, era Naisha. En la torre más alta del castillo estaba ella, mirando al cielo...comenzó a contar a ver si olvidaba a alguien.

Comenzó a caminar por la playa. El calor que provocaba la arena le era atosigante. Y el olor a agua de mar, con aroma a pescado, le daba naúseas. Suspiró, ignorando el hecho. Se había propuesto recorrer los alrededores. En sus manos llevaba un pequeño bulto negro que maullaba cada tanto. Un gatito que había encontrado en el camino, cerca del bosque. Le había resultado tan tierno, que no había podido dejarle ahí a su suerte. Y era por eso que lo llevaba consigo; había decidido adoptarlo.
Luego de caminar unos minutos, pudo divisar a unos metros de ella a Asgorath. Sentado en la arena, haciendo un castillo. Sonrió. Acercó a Sailo, como había bautizado al pequeño miníno, a ella. Susurrándole en el oído. Luego lo soltó sobre la arena. El pequeño gato era demasiado similar a ella cuando se transformaba. Se acuclilló en el lugar, ocultando su presencia, viendo como el felino daba graciosos saltos sobre la arena caliente, acercandose a Asgorath, terminando por refregarse en sus piernas.

Mientras contaba a cada uno...un gato llegó del costado, comenzó a refregarse contra sus piernas como si le pidiera que lo acariciara. Lo frotó en el mentón, el felino ronroneó. Seguía atento al castillo..quería hacerlo perfecto, como si se tratara de su vida. Aunque no lo parecía, tenía un perfeccionismo oculto demasiado exagerado, hasta como para calificarlo neurótico. Ni siquiera podía ver dos lápices puestos en forma que no fuera paralela. Al fin terminado...ya olvidó si le faltaba alguien o no, se quedó mirando la figura de Naisha. No le gustaba alardear, pero en realidad le había salido muy parecida...aunque le faltaba esa esencia necesaria que poseía la real. Cerró los ojos y mencionó en voz baja su nombre...de repente la brisa le trajo el aroma de ella, tan atrayente y delicioso como siempre...único e incomparable. También pudo sentir su peculiar calidez gracias a su natural sentido. Giró la vista suavemente para verla venir, se sonrojó un poco al verla...como siempre, la más hermosa y la única que podía ocupar su mente. Sus cabellos se movían con el viento y dejaban ver su brillo, su color y su perfecto alisado.

Sonrió al ver que Asgorath la había descubierto. Se puso de pie, avanzando hacia él. La arena caliente y se hundía bajo sus pies. Suspiró. Odiaba el calor. Pero... se sonrojó levemente al observar a Asgorath. Tenía las mejillas sonrojadas. Y transpiraba un poco. Le hacía recordar a no hace mucho... Sacudió su cabeza en negativa, sintiendose tonta. No debía pensar esas cosas. No era correcto.
Ya cerca de él, se acuclilló, besándole la mejilla. Observó el castillo por unos minutos. Realmente detallado. Y cada una de las personas en él. Incluída ella. Se sonrojó levemente, sentandose a su lado. Tomó el minino en brazos, que ahora comenzaba a restregarse contra ella en busca de cariño. Sonrió, acariciandole el pelaje, sin quitar la vista del castillo de arena.

Le respondió el beso en la mejilla con otro de la misma forma, apretando sus labios contra las mejillas de ella, besándola varias veces rápido continuamente con cariño. Ambos quedaron contemplando el castillo, notó que tenía arena entre los dedos de los pies y se la sacó rápidamente. Odiaba esa sensación que le causaban los granos de arena. Se quitó la camisa y la puso para que Naisha y él pudieran sentarse sin preocuparse por la arena caliente y sucia.

Se sonrojó al ver que Asgorath se quitaba la camisa. Bajó rápidamente la mirada hacia Sailo y se mantuvo jugando con él, sin desviar la vista a su acompañante. Sentía que su corazón latía con fuerza, completamente acelerado. Y que su sangre hervía de una forma descontrolada. Pudo notar que sus manos temblaban un poco. Suspiró, sonriendo, sin quitar la vista del gato, que jugueteaba con el volado de su vestido.

- Te ha quedado lindo el castillo

Se acercó un poco al castillo para darle un último detalle a las ventanas y al portón, utilizaba una rama que había encontrado en el camino, y se ayudaba con piedras y caracoles típicos de la orilla del mar. Miró a Naisha y estaba completamente sonrojada, le temblaba el cuerpo. No comprendía bien su reacción, se giró hacia ella.

- ¿Ocurre algo? - dijo arqueando un poco una ceja y a la vez ríendo despacio. Se acercó y la besó en los labios para luego retirarse a escuchar la respuesta. La tomó de la mano.

- No, nada -sonrió, mirándolo por unos escasos segundos, para luego volver la vista a su gato. No podía lograr que su cuerpo dejase a un lado los temblores nerviosos ni el latir acelerado. Sentía que sus mejillas cada vez se ruborizaban más y le resultaba realmente molesto. Suspiró, cerrando los ojos un momento y bajar la cabeza- Creo que moriré... -susurró para sí misma.

La abrazó cálidamente por el tono preocupado de su voz...creía que le ocurría algo y sólo deseaba darle confianza y seguridad para que se sintiera bien nuevamente. Continuó con el abrazo mientras frotaba su mejilla contra la de ella para luego darle un beso en sus labios...

Parpadeó algo confundida, para luego volver a cerrar los ojos. Su cuerpo temblaba con más fuerza. Su corazón palpitaba más rápido. Sentía su cabeza dar vueltas. Y que la respiración se le aceleraba. Es el calor, intentaba convencerse. El calor... Solo eso...

La respiración de Naisha se agitaba, y veía cómo su cuerpo de repente irradiaba más calor que antes. Intentó tranquilizarla sentándola por encima de su muslo. Miraba su cara sonrojada con tranquilidad, para mostrarle que todo estaba bien y que la acompañaba. La rodeó con sus brazos, luego levantó el derecho para acariciarle una mejilla y poder tocar su suave piel. Se quedó un momento de varios segundos mirándola a los ojos...



- Te amo.. - se le escapaban las palabras por este sentimiento tan fuerte

Se recostó sobre su pecho, con los ojos cerrados. Su piel ardía en comparación con la de Asgorath. Y temblaba. No pudo resistirse. Se acercó a él, despacio. Soltó a Sailo, dejando que jugueteara por los alrededores. Se mordió el labio inferior, pensativa. Para luego acercarse y besar el cuello de Asgorath, lamiendo unas gotas de sudor.

Que ella se recostara sobre él le provocó una sensación feliz y extraña...le encantaba que ella buscara refugio en él...de repente vio cómo se aproximaba mordiéndose el labio, lo que sin explicación alguna lo provocó, en ese momento sintió ganas de besarla intensamente. Pero ella comenzó a besarle el cuelo...algo que también le fascinaba...al sentir su lengua pudo volver a experimentar ese escalofrío placentero recorrerle todo su cuerpo...permaneció quieto mientras ella lo besaba, tomándole del pelo un tanto fuerte.

Dejó de lamer y besar su cuello, para mirarlo a los ojos. Parpadeó, mirandolo fijamente. Aún mantenía su sonrojo. Y Asgorath comenzaba a sonrojarse. Le sonrió, algo nerviosa, poniendose de pie. Tomó a Sailo en brazos, besó a Asgorath en la mejilla y comenzó a caminar. Quizás aire fresco, aunque tuviera ese olor nauseabundo, le haría bien.

Asgorath se levantó y se puso la camisa tranquilamente al ver que Naisha se disponía a caminar. Ya cuando se la abrochó por completo, ella estaba un poco lejos, por lo que corrió hasta llegar a su lado. El sonido de las olas rompientes contra la orilla dominaba el lugar, consigo la marea traía un olor a pescado un tanto molesto. Unas gaviotas sobrevolaban cada tanto, iban en dirección del muelle. Puso su brazo alrededor de Naisha, apoyando su mano en el hombro de ella, abrazándola hacia él. Le sonrió.

Le sonrió, sosteniendo al gato con ambos brazos. Mantenía la vista al frente. Sus mejillas seguían sonrojadas. Y no sabía porqué. Quizás el calor disparaba hormonas. O quién sabe. Suspiró. De repente, el olor a pescado y agua salada dejaba de molestarle. Y era preferible eso, a sentir el aroma que Asgorath desprendía. Ese olor dulce y atrayente... que la llevaba a hacer locuras... Sacudió la cabeza repetidamente. No debía pensar esas cosas. No eran buenas... no para su salud.

La vio sacudir la cabeza, otra vez hizo gesto de duda. No comprendía bien qué le pasaba. Quizás ella tenía frío, por lo que hizo que el ambiente a su alrededor se pusiera más calido. Mientras sostenía su hombro, con la otra mano giró el rostro de ella y la besó en los labios en una leve pausa de la caminata. Luego siguieron hacia el frente hasta llegar a lo que parecían unas rocas en la orilla.

Hizo un gesto como de dolor, aunque en realidad nada le dolía. Caminó con él, hacia unas rocas. Su corazón seguía palpitando desbocado. Dios, ¿Qué le sucedía? Era Asgorath. Su... ¿Su qué? Pareja, supuso mentalmente, haciendo un gesto de desdén. No recordaba que ambos decidieran ser pareja, pero... hacían cosas como si lo fueran.
El ambiente a su alrededor se volvió más cálido. Genial, lo que necesitaba. Más incentivos. Bufó, chasqueando la lengua. No lograría resistir mucho...

Se sentaron en una roca...se quedó pensativo mientras la abrazaba...no sabía qué decir, la playa que tanto odiaba de repente comenzaba a gustarle...la brisa le recorría el rostro.

Se sentó, mirando al mar. Suspiró. Soltó a Sailo, sabiendo que éste no se separaría de Asgorath. Éste tenía un extraño don para atraer felinos. Sonrió, ante lo tonto de su pensamiento. Comenzó a trepar una roca grande y resbalosa. Al llegar a la punta, se asomó levemente, observando el mar rompiendo contra la base. La espuma. Las olas. Abrió los brazos en cruz, dejándose caer.

Le causaba un poco de temor el hecho de que las horas mojaran las rocas, pudiendo así lograr que Naisha terminara en el agua. Y aunque probablemente ella sabía nadar y no ocurriría nada malo, su instinto lo llevó a recostarse junto a ella. Necesitaba asegurarse de que nada pasaría...de que todo estaría bien.

Recostada sobre la piedra, sonrió. Miró a su lado, a Asgorath. Nuevamente su corazón latió desbocado. Tosió levemente, intentando tranquilizarse.

- Nee... ¿Tenías miedo de que me arrojara al agua?

Miró al horizonte con la mirada seria. Luego giró su mirada hacia ella y le sonrió con los ojos cerrados.

- Jamás dejaría que algo pudiera pasarte, ni que estuvieras en el peligro de ello... - dijo sonriente, pero a la vez se notaba su decisión y verdad en sus palabras.

- Serás algo así como... ¿mi chevalier? -rió ante lo tonto de su idea. Volvió la vista al cielo. Había demasiado sol para su gusto. Y pocas nubes. Pero se sentía a gusto, extrañamente.

- Si...y tu serías mi doncella...a la que siempre protegería... -

La amaba tanto...deseaba cuidarla siempre, no permitir que cayera ni en tristeza, ni peligro, ni angustia, ni nada malo...sólo...mantener su sonrisa...sólo porque estuviera tan alegre como siempre parecía...era tan fantástico estar a su lado...