Haciendo un castillo

Carcajeó levemente, manteniendo la vista en el cielo. Sus mejillas se habían sonrojado levemente, por lo que intentaba no ver a Asgorath a la cara. Mantuvo una sonrisa, viendo las pocas nubes en el cielo pasar.

Hizo una pausa...mirando al cielo, pensando en sus sueños, en cómo habían cambiado...ya no pensaba en él mismo sino en ella, todo era ella.

- ¿Qué es...lo que más deseas? - preguntó sin quitar su vista del horizonte

Se quedó pensativa unos segundos. Mirando al cielo. Luego volvió su cabeza hacia un lado, mirando a Asgorath. Le miraba fijo, sin decir una palabra. Para luego sonreir.

- Estar contigo toda mi vida... Lo que queda de ella...

Mantuvo sus pensamientos en esa frase..."lo que queda de ella"...claro...él era inmortal...pero ella moriría probablemente y eso no le agradaba para nada...pero sabía el método...lo conocía bien...se lo habían mostrado...

- ¿Y si...pudieras vivir eternamente? -

Se quedó pensando. Vivir eternamente. ¿Qué sería...? Seguramente no le gustaría. Hizo una mueca, negando con la cabeza.

- No... La función es vivir y morir... Cuando muera, seré energía que el mundo absorba... Seré una vida nueva... No quiero quitar vida...

No sabía cómo comprender sus palabras...después de todo los elfos sí eran egoístas. No alcanzaban a poder pensar en que sus vidas quizás eran demasiado largas. Apreciaban mucho su eternidad. Pero...en ese momento, Asgorath lo último que quiso fue vivir eternamente...porque eso significaría que algún día se separaría de Naisha y era lo que menos desearía experimentar...

- No quitarías vida a nadie... - intentando convencerla

- Hay...muchas maneras de que el ciclo de la energía vital no se rompa y aumentar la esperanza de vida de uno...yo conozco una manera... - dijo con un tono en el que parecía que estaba decidido a intentar algo

Sabía porqué Asgorath le había propuesto eso. Y le dolía en el alma no poder decirle que si. Si ambos pudieran ser inmortales, pues... le encantaría. Podría vivir eternamente junto con la persona que amaba. Pero durante años le habían enseñado que la muerte no era algo malo. Sino que tu cuerpo dejaba de ser físico para pasar a ser energía. La cual el mundo absorbía para mantenerse firme. Y tu alma, se reintegraría en una nueva vida. En un nuevo ser, dispuesto a disfrutar sus propias experiencias. Y siempre le había fascinado la idea de poder ser más de lo que era y había sido. ¿Por qué negaría el curso natural de las cosas? Esa era su función. Y debía cumplirla. Una función que Asgorath no cumpliría jamás. Y que pese a que le doliera no poder compartir el mismo destino que él, no se arrepentiría de que en algun momento pasara.

- No... La causa natural de las cosas es que nacen, mantienen su vida y mueren... El mundo absorbe la energía en que tu cuerpo se convierte... Y tu alma se regenera en otro ser... -observó atentamente el cielo, una bandada de pájaros- Y es algo sublime... Como un milagro... ¿Por qué sería tan egoísta de interrumpirlo? -se puso de pie, limpiando su vestido- No comparto tu destino... Yo tengo mi función y la cumpliré cuando tenga que cumplirla...

Saltando de la roca hacia la arena de la playa, tomó a Sailo en brazos y comenzó a caminar.

Le dolía en el fondo aceptar que no podía hacerla cambiar en sus creencias, no debía. Pero...deseaba estar con ella siempre...su deseo era tan egoísta como para hacer cualquier cosa. Sólo quería...eso. Su mente se centraba en Naisha y nada más. La energía...él sabía solucionar eso, no sabía solucionar lo de su decisión de cumplir su función. Y se le ocurrió algo...si...cambiar la suya con la de ella, darle su inmortalidad y que él estuviera sometido al tiempo que al fin le correspondería, dejar su orgullo y hacer algo por alguien de una vez...sentirse útil...

Caminaba de forma lenta, pero segura. Sailo maullaba entre sus brazos, pero no le prestaba la suficiente atención. Solo... podía pensar. Desde pequeña le habían instruido en el arte de la energía vital y la nueva vida. Y estaba completamente segura de su función. Y de que ésta debía cumplirse. Pero... se sentía mal de todas formas. Si era lo correcto... ¿por qué se sentía tan dolida, tan vacía? Se gruñó a sí misma, intentando vaciar su mente de pensamientos idiotas.

- No puedo... - escapó su pensamiento dominante

No podía aceptarlo, necesitaba que fuera para siempre...o al menos que ella viviera lo mismo que él...deseaba darle su vida...sí, sabía cómo hacerlo, los antiguos brujos lo habían instruído bien. Podía darle de su energía vital infinita...pero...debían ir en búsqueda del antiguo pozo élfico...toparse con...los de su especie...

Oyó a Asgorath, pero prefirió ignorarle. Conociendolo, no se resignaría a que ella le negase ser inmortal. Aunque ella tampoco quería negarle. Una parte de ella clamaba ser inmortal y vivir siempre con Asgorath. Y ser feliz. Y la otra, le reprochaba que eso no era lo que le habían enseñado. Que eso sería dar la espalda a sus creencias, sus costumbres... que eso no sería ser una hechizera. Que era su función y debía cumplirla. Ambas voces tenías la misma fuerza. Y pese a sentirse confundida, sabía que su función era irrevocable. Y que debía cumplirla. Ya que era lo único que se le pedía.

Pensaba en sus tareas...en cumplir el deber de cada uno...¿acaso no tenemos todos como deber común el buscar la felicidad? ¿y si ello implicara una ruptura de todas nuestras demás obligaciones? Todas estas ideas daban vueltas en miles de modos distintnos de expresarlas en su mente...la tomó de las manos mirándola de frente al rostro...a sus ojos, en los que él se perdía irremediablemente, en los que solía hallar la respuesta...

Sailo empezó a removerse entre sus brazos y se soltó, quedando sentado en el suelo. Parecía como reprochante. Lo unico que le faltaba, que su propio gato le reprochara sus desiciones. Iba a tomarlo nuevamente en brazos, obligado o no, pero no logró hacerlo. Asgorath se había puesto de pie frente a ella y la tomó de las manos. La miraba fijamente a los ojos, a lo que ella le devolvió la mirada. Parecía decidido y al mismo tiempo temeroso. Pestañeó algo confundida, suspirando.

- ¿Qué?

Mantuvo su mirada fija durante varios segundos...podía verlo, podía ver sus ansias de cumplir el capricho que él tenía...y podía ver su firmeza en sus creencias...si, podía sentir que no debía entrometerse, pero algo lo hacía impulsarse a ello, algo...el amor que tenía hacia ella...era mucho más fuerte que cualquier otra cosa...


- Sólo quiero...pasar el resto de la eternidad contigo... - bajó levemente la mirada...

Chasqueó la lengua, bajando la mirada. Quería ser sincera con Asgorath. Pero si le decía lo que sentía, seguiría insistiendo en el hecho de ser inmortal. Y pese a que sonara tentador... no era algo que le interesara. Ver morir cada ser a tu alrededor. Solo podría sentirse segura con Asgorath. Se mordió el labio, pensante. Debía entenderla. Ella no se comportaba de esa forma esquiva porque no quisiera pasar la eternidad con él. ¡Ella lo deseaba con toda su alma! Pero... era una función natural. Todo nace, todo vive, todo muere. No podía interrumpir el hecho, el flujo natural de las cosas. Solo ciertas razas tenían el derecho de ser inmortales. Y la suya no lo tenía permitido, ya que era una de las más cercanas a los seres humanos. Supiró, soltando sus manos de las de Asgorath y dejandolas caer a cada lado de su cuerpo respectivamente, sin levantar el rostro.

Al sentir que sus manos se separaban...no supo qué pensar, intentaba entenderla, comprenderla...podía pero...no quería...y la abrazó...la abrazó fuerte...sosteniéndola...pensando en no dejarla ir nunca...pasaría lo que le quedaba de vida a ella al menos a su lado...y la protegería. Lo haría siempre, nada malo le ocurriría.

Al sentir que la abrazaba, suspiró. Se sentía protegida y entendida. Sonrió levemente. Ella entendía a Asgorath. Él no quería perderla, quería vivir siempre con ella. De la misma forma en que ella quería vivir con él. Se abrazó a su cuerpo, con fuerza. Dandole a entender que siempre estaría con él. Que nunca lo dejaría. Sonrió, recordando lo que Nox le había mostrado. Su muerte. No era muy cercana, pero era segura. Suspiró, abrazandose más a él.

- Siempre estaremos juntos... - le dijo con la mirada por sobre el hombro de Naisha mientras la abrazaba.

Cerraba los ojos imaginando...que por una vez lo sentía...sentía aquello que sienten los que son mortales...¿por qué lo sentía si él era inmortal? porque ahora...su vida estaba ligada a la de ella...y aunque él no muriera...no tendría sentido sin Naisha. Por primera vez contaba el tiempo que le quedaba...lo contaba, queriendo que nunca llegara.

Sonrió, sintiendose tranquila. No importaba el tiempo. O si moría mañana mismo. Siempre que ella estuviera con Asgorath, era feliz. Se corrió de él, para mirarle a la cara. Lo miró fijo a los ojos, pera luego tomarle el rostro por los costados y besarlo delicadamente. Al separarse, sonrió.

- Es una promesa

- Puedes estar segura de que no será de otra forma.. - le dijo sonriéndole

Le correspondió el beso con otro...un poco más pasional, tomándola repentinamente de la nuca, el cabello, suavemente.

Sonrió al oírlo. Asgorath era tan tierno por momentos, que a veces no lograba comprenderlo del todo. Se abrazó a él cuando recibió el pasional beso. Se apegó lo más posible, entrelazando las manos en su cabello negro. Sentía su estómago cosquillear y temblar levemente sus piernas.

La abrazó y se imaginó su futuro con ella nuevamente. La besó pasionalmente, la tomo de sus cabellos. El sol ya se estaba poniendo y la marea subía.

Le devolvió el beso pasionalmente, para luego separarse y mirarlo a los ojos. Las piernas le temblaban aún, pero se sentía a gusto. Cómoda. Y tranquila. Le sonrió.

- ¿Me puedo quedar con Sailo?

Miró al gato arqueando una ceja, lo pensó por un momento...a ella le encantaban los gatos. No sería mucho problema que lo tuviera.

- Está bien...podemos conseguirle un Moisés para que duerma, si quieres -

Frunció levemente el seño, separandose un poco y tomando en brazos a Sailo. Negó con la cabeza.

- Dormirá conmigo en mi cama